Mercadillo El Jueves Sevilla |
Qué decir de Onofre Rojano que ya no se sepa...
Décadas de poemas que impregnan sus sienes, que se deslizaron entre sus dedos hasta dotar de vida la vacuidad de las páginas, años vividos y exprimidos, gota a gota en cada poema una, la intimidad del vivir depositada como arabescos para que las disfrutemos.
A sus espaldas y hombros -muchos son sus afanes y trabajos- innumerables premios -la mayoría castos, alguno atrevido-, colaboraciones en revistas especializadas, autor teatral otrosí e impulsor diligente de poetas y literatos noveles.
Es su costumbre vivir con oído de gato, pues cuando la Musa le sopla un primer verso presto ha de tomarlo, posarlo sobre blanco y mimarlo; mirarlo a la cara con ojos de artista, de reojo también, como quien no quiere la cosa... Y todo para que ese verso primigenio le susurre y él, atento a su hálito, a su confidencia, se transmute en orfebre, creando una a una las líneas que han de culminar el primer aliento de la Musa.
Y como esta costumbre no ceja en él, ahora Onofre Rojano nos regala La distancia encendida, su último poemario.
La distancia encendida encierra -o nos abre- lo íntimo, presente y pasado, anhelo de futuro, lo que habita piel adentro y lo que nos contempló -una taberna, un mercadillo-, las ciudades amadas con sus vestimentas de a diario, con sus galas nocturnas, y el viajero entre ellas -a través de ellas-, Onofre Rojano, nos las ofrece en sus manos extendidas -de esa generosidad gozan sus poemas-.
Leed este poemario, es una cercanía al alma del poeta y su mundo, que es el nuestro.