A mí en vacaciones me da por leer la prensa. No es que esté desinformada el resto del año, no, pego el oído a la radio y me oriento en el maremagnum de corrupciones, difamaciones, cantamañanas y sinvergüenzas: pero prefiero Los Simpson, The Big Bang Theory o al Doctor Who y si fuera hombre, libraría mis batallas iracundas con Juego de Tronos. Pero estoy de vacaciones y leo la prensa. Y leo artículos y editoriales y, por fortuna, tengo tiempo. Hoy, en el lateral de un artículo, bajo la pequeña foto de su autor, esto:
"Los que trabajan tienen miedo a perder el trabajo. Los que no trabajan
tienen miedo a no encontrar nunca trabajo. Quien no tiene miedo al
hambre tiene miedo a la comida. La democracia tiene miedo a recordar y
el lenguaje tiene miedo a decir.Es el tiempo del miedo.Miedo de la mujer
a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.Miedo
a los ladrones, miedo a la policía. Miedo a la multitud, miedo a la
soledad, miedo a lo que fué y a lo que puede ser. Miedo de morir. Miedo
de vivir"
E.Galeano
Y recuerdo la discusión con un conocido que es marxista: él sostenía que la raíz de todo, causas y luchas, es política y económica; no le decía yo que no, pero que había que tener en cuenta las emociones humanas, la codicia, el deseo insaciable de poder, el miedo... como armas de destrucción de las personas con la finalidad de que aparquen sus luchas: sociales, personales, íntimas o solidarias.
Hoy he recordado esa discusión porque el miedo, todos esos miedos que enuncia Galeano y más, no pueden, no deben derrotarnos. Porque estoy harta de oír en los medios de comunicación que "los pobres" (es decir, aquellas personas que son apaleadas por este sistema económico) sienten vergüenza de serlo. ¿Cómo hemos llegado a constituir una sociedad en la que la víctima de una bestial manipulación y agresión económica siente que es culpable y los causantes son encumbrados? ¿Cómo hemos llegado al punto en que guardar cola en un comedor social sea una situación que haga desviar la mirada, ocultarlo, y desfilen con la cabeza bien alta quienes han provocado, ayudado y mantienen con sus palabras, hechos o silencios esta situación?
Pero hay que transformar la energía que nos da en movimiento...
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