"Pinceladas de mi vida -con sus luces y sombras- flotan en estos poemas, que emergen de mi interior", nos confía Encarna al final del Prólogo de su poemario Cronos y yo. Su vida, que es única como la de cada uno de nosotros; sus vivencias, que es la del universal que poblamos.
Parecería que sus poemas tienen un poso de tristeza, pero también el regusto de la lucha y la esperanza, y la voz que susurra da paso a la mirada brillante que anhela futuro. ¿Acaso ese sentir no ha estado en las entrañas de todos? De las profundidades del dolor, de las mareas de la felicidad surgen sus versos.
Tras un Prólogo lleno de vida, los poemas nos desgranan su amor por la naturaleza, el dolor y la pérdida, la esperanza que anida, el día que llega, el ocaso que lo despide, la noche que se asienta, la soledad amiga y la que pesa, nostalgias cotidianas y afectos colmados. Y como envoltura, un lenguaje sencillo y cálido que acaricia uno a uno emociones y sentimientos hasta posarlos en su lugar.
La lectura de este poemario es volver sobre nosotros mismos y leernos en un acaso, en un fue, en un yo también cómplice con la autora. Por eso, como tú misma dices:
Cuéntame, amiga mía,
cuéntame todo eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario