Mujeres con rodete

sábado, 14 de julio de 2012

La muerte de la Escuela Pública:¿dónde estás,maestro?

       Dice mi estimada Tía Blasina: La calle es nuestra, no te qued/jes en casa  .No es ortográficamente correcto, cierto, pero es una triste realidad. Sobre todo para muchos maestros y profesores. ¿Por qué nos da tanto miedo salir a la calle y pegar cuatro voces? ¿Es que así seremos mejores educadores? No creo, puesto que lo que transmitiremos a nuestros alumnos es la docilidad cobarde de quien deja pisotear no sólo sus derechos laborales, sino la esencia misma de su trabajo, la Escuela Pública, la Escuela de Todos.  
      Me gustaría que de vez en cuando luciéramos la M de mineros, no solo porque procuramos extraer lo mejor de nuestro alumnado, lo más valioso, sino también para arremeter contra una clase política y económica a la que no le interesa lo más mínimo que la cultura y la educación pertenezca a todos. Y si hace falta defender lo nuestro salvajemente, hagámoslo. Porque más salvaje es que nazca un nuevo fascismo de la incultura en la que progresivamente nos van a ir hundiendo, porque más salvaje es que retornemos a los años 40 donde la pobreza y la miseria herían a muerte la dignidad de muchas personas, porque más salvaje me parece la cobardía de esconder la cabeza como el avestruz, a ver si no me ven y no me tocan y al de al lado "que le den".
      Se me viene a la cabeza el Capítulo cuatro del libro "La hija del clérigo", en que George Orwell retrata la situación de los maestros en los años 30 en Inglaterra, la década de la Gran Depresión económica.

        "Lo más difícil fue enseñarles historia. Dorothy no había comprendido hasta entonces lo difícil que es para los niños de origen humilde hacerse siquiera una idea de lo que significa la historia. Todas las personas de clase alta, por mal informadas que estén, crecen con ciertas nociones históricas, (...) ; los términos Antigüedad, Edad Media, Renacimiento o Revolución Industrial evocan cierto significado, por confuso que sea, en su imaginación. Pero aquellas niñas venían de casas donde no había libros y cuyos padres se habrían echado a reír si les hubieran dicho que el pasado tenía importancia en el presente."

      "Lo que importa son las tasas y no desarrollar la imaginación de nadie. Al fin y al cabo es una cuestión de sentido común. No irá a pensar que iba a abrir una escuela y dejar que cuatro mocosas me pusieran la casa patas arriba si no pudiera ganar dinero con ello. Lo primero son las tasas y lo demás viene por añadidura. ¿Acaso no se lo dije el primer día que vino usted aquí?"

    "...El viento le recordó el frío que había pasado en Trafalgar Square. Y, aunque en realidad no pensaba que perder su trabajo equivaliera a volver a aquel submundo -en el peor de los casos su primo o alguna otra persona la habrían ayudado-, la charla de la señora Creevy había hecho que Trafalgar Square le pareciera de pronto mucho más próxima. Le había hecho entender a la perfección el gran mandamiento moderno, el undécimo mandamiento que impera sobre todos los demás: 'Conservarás tu empleo'."


       Y por lo tanto harás lo que yo diga, como yo lo diga y a costa de tu propia dignidad y de la dignidad de los demás si es preciso.
      ¿De verdad queremos llegar a eso? ¿Acaso no estamos ya en eso?

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