Mujeres con rodete

domingo, 21 de octubre de 2012

Quisiera escribir, pero...


                                           Tendiendo     Berthe Morisot


Pero...
  
                        Las tardes se me pasan vagabundeando entre los quehaceres domésticos y cotidianos, como el respirar, comer y soñar...

                               Se me pasan entre noticias, pesadillas sociales, las pérdidas de cultura, bienestar social, educación, derechos laborales y civiles, pérdidas de trabajo, de techo bajo el que vivir...

                   Entre cabreos y sofocos, escuchando a unos y otros, políticos de diversa jaez, pero mismo relinchar, mindundis económicos y empresariales, y decretos y propuestas de leyes a toque de corneta...

                                Se me pasan las tardes con miedo a que el miedo triunfe, a que la desesperación tome el poder a través de unas urnas cada vez más vacías, unas calles cada vez más solitarias, sin gritos que reclamen lo que nos pertenece...

                 Se me pasan repasando el siglo anterior, cómo el poder se hizo propietario del miedo y lo convirtió en xenofobia, en delación del vecino, en trapicheos, arribismos, ignorancia y analfabetismo, en aversión y condena a las diferencias de la vida, en prepotencia y despojo...

                           Ya no escribo, casi no leo, picoteo de libro en libro...

"El gobierno de las palabras" por aquí, y Juan Carlos Monedero que pregunta "¿Cuándo existen las cosas? ¿Son diferentes cuando les ponemos nombre?"
                              Pues claro, pero ¿qué nombre les ponemos? ¿Implementar, que esa palabra yacía tremendamente aburrida en el diccionario? Claro, por qué no, si la mayoría no sabe lo que significa, así se acojonan y sienten que no entienden de esos asuntos, no diga usted aplicar medidas o poner en funcionamiento, que eso lo entiende todo el mundo y a lo mejor le tiran un trasto a la cabeza cada vez que  implemente. Cuando era pequeña, existía la expresión "poner paños calientes", ahora usan esta versión/perversión lingüística burda y soez para que nos meneemos lo menos posible.

                         Picoteo-releo, por acá, "Principios elementales de la propaganda de guerra" de la historiadora Anne Morelli, con un subtítulo entre paréntesis: utilizables en caso de guerra fría, caliente o tibia. Para comprobar si esto es cierto tomo el primero de esos principios: "Nosotros no queremos la guerra".
                                                          Nosotros no queremos tomas estas medidas, pero...
Comienzo a leerlo:
                                 " ... antes de declarar una guerra o en el mismo momento de su declaración, aseguraban [los hombres de Estado] siempre previa y solemnemente que ellos no la querían."
                                                    Yo soy el primero que no quiere tomar estas medidas, pero... 
               
                               Otro día leeré las nueve restantes, por hoy es suficiente. Compré este libro en el año 2002, con motivo de otra guerra, creo que también económica. Diferente, cierto, conflicto armado, otras armas más cruentas, estas de hoy en día, silenciosas. Ambas matan.

              Ahora, se me vienen a la memoria algunos versos de un poema que escribió en su adolescencia Emilio Rosales, hoy cincuentón, poeta y catedrático:
Recuerda,
que aquí afuera, está la lucha,
sigue la lucha,
sin esperar,
sin respirar,
sin apenas decirlo.
Recuerda,
que el poder extiende sus tentáculos
y nosotros debemos hacerle frente;
que la libertad la están escondiendo,
y nosotros tenemos que buscarla;
...................................................
Pero piensa,
que en nuestras manos,
como barro fértil,
está la realidad 
esperando que la modelemos.
.................................................
                       
            Corrían los años de la Transición, nosotros delante de los monos y nos castigaban encerrados en casa por ser rojos. Parece que todo se vuelve peonza.

                                                  Mujer leyendo      Henri Matisse
  

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